La ductilidad es una propiedad mecánica de los metales que describe su capacidad para deformarse, estirarse o adelgazarse sin romperse ni volverse quebradizos o débiles bajo tensión. Por ejemplo, cuando se dice que el acero es dúctil, se refiere a que puede estirarse considerablemente sin perder su integridad.
Esta característica es fundamental para los fabricantes, ya que un conocimiento sólido de la ductilidad es esencial para garantizar la seguridad y buen funcionamiento de su maquinaria.
El cobre es un ejemplo de metal dúctil, ya que puede estirarse en alambres largos y delgados sin romperse, a diferencia del bismuto, que tiene baja ductilidad y se fracturaría. La ductilidad permite que metales como el oro, uno de los más dúctiles, se estiren hasta espesores mínimos, lo que facilita su uso en joyería.
Además, aleaciones dúctiles en cables de acero hacen posibles grandes proyectos de construcción, como puentes y mecanismos de poleas.
Existen muchos metales dúctiles, entre ellos:
La ductilidad se mide de dos formas: el porcentaje de elongación, que indica cuánto se alarga un metal respecto a su longitud original tras una prueba de tracción, y el porcentaje de reducción, que mide la disminución de la sección transversal en la parte más estrecha del metal tras la rotura.
La ductilidad de un metal puede variar según la temperatura, por lo que es importante considerar las condiciones térmicas a las que estará expuesto en su uso. La mayoría de los metales cuentan con un gráfico de transición dúctil-frágil, lo cual puede ser útil para evaluar su comportamiento en diferentes temperaturas.
Ductilidad y maleabilidad son propiedades distintas que a menudo se confunden. La ductilidad se refiere a la capacidad de un metal para estirarse bajo fuerzas de tracción, mientras que la maleabilidad mide su capacidad para soportar la compresión, como ocurre al martillar, prensar o laminar.
Aunque un metal puede ser dúctil y maleable, estas características no siempre coinciden; por ejemplo, el aluminio es muy maleable pero no altamente dúctil debido a su estructura atómica. La estructura cristalina de los metales determina su comportamiento frente a tensiones, permitiendo que los metales dúctiles se estiren fácilmente y que los maleables resistan la compresión sin romper sus enlaces atómicos.
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