Los aceros resistentes a las altas temperaturas de trabajo son capaces de trabajar los aceros a temperaturas superiores a 300°C.
Si comparamos este tipo de acero con los aceros convencionales se puede observar que a medida que aumenta la temperatura su resistencia mecánica se mantiene en un valor similar frente a la caída drástica que ocurre en los aceros convencionales como el S275 que no están diseñados para soportar altas temperaturas.
Los aceros resistentes al calor están diseñados para para tener una buena resistencia a las elevadas temperaturas tanto a corto como largo plazo y a exposiciones de gases calientes y productos de combustión a temperaturas superiores a 500º. Estos aceros están normalmente aleados de forma adecuada para potenciar su característica principal.
El acero resistente al calor se fortalece mediante aleaciones y tratamientos térmicos. Los componentes principales que se añaden al acero es el cromo y el molibdeno.
El cromo está presente en todos los tipos de acero resistente al calor y ofrece resistencia a la oxidación, resistencia a altas temperaturas y resistencia a la carburación.
El molibdeno logra mejorar la dureza y la tenacidad del acero disolviendo la ferrita y formando carburos.
Los materiales que están presentes en los aceros resistentes al calor contienen aproximadamente de 0,5 % a 9 % de Cr y de 0,5 % a 1,0 % de Mo, que combinados imparten a los aceros aleados una mejor resistencia a la fluencia y resistencia a la corrosión a temperaturas elevadas. Los aceros de aleación Cr-Mo se utilizan ampliamente en refinerías de petróleo, industrias químicas y centrales eléctricas alimentadas con combustibles fósiles para tuberías, intercambiadores de calor, tubos de sobrecalentadores, válvulas, pernos, piezas de turbinas de gas, rotores de turbinas de vapor y recipientes a presión.
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