El acero laminado es la conversión de los lingotes del acero bruto salido de los altos hornos a los distintos tipos de perfiles comerciales.
Existen dos tipos de procesos de laminado del acero. Laminado en caliente y laminado en frío:
Laminado en caliente:
El proceso de laminado en caliente consiste en calentar previamente los lingotes de acero brutos a una temperatura que permita la deformación de los lingotes por medio de unos cilindros a presión llamados tren de laminación.
Al acero en caliente que está por encima de la temperatura de recristalización se le puede dar forma mucho más fácilmente que al acero más frío, y pueden partir de lingotes de material en tamaño mucho más grandes.
Laminado en frío:
El acero laminado en frío se produce por medio de un proceso de conformación a temperatura ambiente, permitiendo su recristalización. Como consecuencia de la fabricación del acero a una temperatura mucho más baja, los cambios de volumen y forma no le afectan, como sí pasa en el acero laminado en caliente. Este es adecuado para usos en los que no se requieren formas precisas y tolerancias bajas.
Este es el principal motivo por el que el laminado en frío es normalmente más costoso que el laminado en caliente.
El acero laminado es usado principalmente en proyectos de construcción, de este proceso se obtienen diferentes formas o presentaciones que sirven para darle soporte a las estructuras que a su vez tendrán que resistir el peso de otros materiales a usar.